LA FIGURA DEL COMMUNITY MANAGER

 Hola. Me llamo Isabel Continente y trabajo en un instituto de ESO de uno de los barrios más desfavorecidos de Sevilla y puede que de España. Llevo varios años realizando las tareas propias de un Community Manager en mi centro educativo. No recuerdo exactamente cómo comenzó mi experiencia, es posible que como siempre me han atraído las nuevas tecnologías, se fijaran en mí y poco a poco fui metiéndome en las redes sociales del centro. Hace cuatro o cinco cursos, mi directora puso nombre a mi trabajo y ahí comenzó mi "especialización". Poco a poco, fui centrándome en estas tareas y decidí que tenía que aprender más. 

Y después de esta breve presentación, que me ha hecho recordar aquellos tiempos, me pregunto: ¿Qué necesita un Community Manager educativo? Desde ayer le estoy dando vueltas y creo que algunas respuestas ya se me han ocurrido. Seguro que no son todas las que vamos a aprender en este curso, pero son las que a mí me han guiado durante todo este tiempo. 

Para empezar, es necesario tener conocimientos tecnológicos y además, estar dispuesto a seguir aprendiendo, porque las Tics están continuamente actualizándose. Que nadie piense que una vez hizo un curso sobre "Facebook" y ya lo ha aprendido todo. En cualquier profesión la actualización es importante pero cuando hablamos de redes sociales se hace fundamental. Y esta característica va unida a la innovación. Tenemos que estar dispuestos a probar, a crear. Esto conlleva que tenemos que aprender y reaprender y desaprender. Y siempre en un proceso que nos lleve a seguir adelante, en un continuo proceso de aprendizaje. 

Pero, además, yo me planteé otras cuestiones: ¿Qué quiero conseguir y a quién quiero llegar? y ahí surgen otras características del Community Manager Educativo. Tenemos que tener en cuenta nuestro público, quién nos va a leer o ver nuestros vídeos, fotografías,... Y otra pregunta que también me importa mucho: ¿Por qué quiero contar estas noticias? Y la respuesta me viene fácil, quiero que mi centro educativo sea conocido por las cosas buenas que hacemos, que son muchas. Quiero que cuando se hable de mi barrio (el de mi centro), no sea sólo por los hechos negativos, que no puedo controlar, quiero que se vea la otra cara, la que es positiva, la de las personas que tienen una vida similar a la de cualquier otro barrio de España: alumnos y alumnas de un instituto que trabajan mucho, que participan en muchos proyectos, que luchan por un futuro mejor, por padres que apoyan a sus hijos, que se involucran, por profesores/as que buscan ofrecer alternativas mejores que las que van a encontrar en las calles si no vienen a clase. Y para que me escuchen tengo que acercarme a las personas, tengo que contarles lo que hacemos de manera atractiva, ofrecerles imágenes, videos, palabras que les atraiga y vean lo que yo quiero. Necesito empatía para saber cómo dirigirme a ellas, usando un lenguaje correcto pero que entiendan. Y si creo en lo que enseño, puedo mostrar mi entusiasmo y conseguir que los demás también se entusiasmen, para que quieran estar aquí, en mi instituto.

Como decía al principio, estamos en un barrio muy pobre y señalado por las malas noticias. Me gustaría que el alumnado estuviera orgulloso de su centro y de su barrio. Y si tengo que ir a buscarlos a Instagram, a Facebook, a Tik Tok o cualquier red social que vaya surgiendo, pues allí voy. Además, si no lo he dicho antes, lo digo ahora: Me encantan las redes sociales y las nuevas tecnologías y tengo el mejor trabajo para disfrutar con todo.